Las Upa girls! se vinieron con todo. Después de unos cuantos post con el "feminismo" en su máximo esplendor y en medio de la bienvenida a los Upa boys! vengo a compartir una mirada intermedia, a sumar otro punto de vista, a complementar los anteriores.
No somos mujeres quejosas, sufridas e inconformistas. Alzamos voces para que se reconozcan nuestras cualidades y para no ser subestimadas, escribimos para demostrar que la cabeza de una mujer tiene más (mucho más) que un pelo divino con bucles o lacio de peluquería, hacemos catarsis en el blog para que los que pasen entiendan que no todo es "cosa de hombres" y para que las que pasen se animen a decir lo que piensan sin trabas de ningún tipo. Pensamos cada post como mujeres y como periodistas, no porque creamos que tenemos la verdad absoluta sino porque tenemos la absoluta certeza de que podemos opinar sobre lo que queramos siempre que lo hagamos con la correcta (y no por eso exageradamente objetiva) argumentación.
Aún así, sostengo que mi mirada es intermedia porque creo que en el afán de reclamar igualdad no podemos dejar que se desdibujen las diferencias.
Las cuestiones culturales están primeras en lo que hace a la desigualdad. Tanto, que a veces somos las mismas mujeres las que reproducimos conductas y frases machistas. Ojalá fuese "mujeres contra hombres", pero es "mujeres contra hombres y mujeres".
Porque los estereotipos "linda, cuerpo perfecto y hueca", "fea, descuidada e inteligente" no son productos masculinos, son productos sociales avalados por unas cuantas mujeres orgullosas de ser literalmente "un culo y dos tetas". Pero hay otras diferencias que no podemos dejar de lado, son las diferencias naturales. Las mujeres no hablamos más que los hombres porque tenemos más tiempo libre, ni manejamos peor porque manejar es de hombre... no sólo tenemos cuerpos distintos, tenemos cerebros y habilidades diferentes. Nunca vamos a ser iguales porque no somos iguales. Y mejor así!!
Que reclamar igualdad no haga que se extingan los hombres caballeros, que pedir que no sea mal visto que a las mujeres les guste el fútbol no haga que seamos menos femeninas, que exigir igualdad en el trato laboral no caiga en la falta de respeto. Porque la relación hombre-mujer no es (ni tiene que ser) igual que la relación hombre-hombre, porque quieran o no tenemos menos fuerza que ellos, porque no es fácil desandar décadas de costumbres, porque si tenemos cuerpos distintos tenemos que llevarlos distinto, porque diferencia y desigualdad no son sinónimos, porque si no fuera por el complemento de las diferencias esta generación no existiría...